"Declaraciones de lo Cotidiano" Reposar nuestro ánimo en la oscuridad para descifrar la configuración de la realidad.
jueves, 31 de octubre de 2013
Laberitos: Inconsciencia consumista; Efecto Pepsi.
Inconsciencia consumista; Efecto Pepsi.
La
comprensión de los fundamentos del comportamiento social del hombre han sido
objeto de estudio de las Ciencias Sociales como la Sociología y la Psicología;
así como de la ciencia médica como la neurología.
La
Sociología pretende descifrar las estructuras simbólicas que configuran la realidad
social; aspira a la comprensión y construcción de teorías y modelos científicos
del hacer, pensar y ser del hombre. En la perspectiva psicológica, el análisis
se centra en la conducta del organismo en tanto comunica algo; que observable,
una conducta significante.
Por
su parte, la Psiquiatría moderna analiza el inconsciente y revela que nuestro
cerebro elige y valora opciones sin que nosotros sepamos que estamos haciendo.
La
nueva ciencia del inconsciente está revelando que nuestro cerebro elige y
valora opciones sin que nosotros sepamos que lo estamos haciendo. Resulta obvio
que no somos conscientes de todo lo que vemos y oímos, ¿Pero puede influir en
nuestro comportamiento?; En general somos reacios a aceptarlo.
Según
el psicólogo social de la Universidad de Yale y uno de los pioneros en el
estudio del inconsciente moderno, John Bargh, “nos aferramos a la idea de que somos capitanes de nuestra propia alma”.
Y no siempre es así. Si un coche derrapa a nuestro lado y viene directo a
atropellarnos, ¿quién toma la decisión de saltar a un lado? ¿Y cuándo decidimos
confiar en una persona por ese algo indefinible que emana? Las corazonadas, los
impulsos, son resortes de nuestra voluntad con las que lidiamos a diario.
La
cuestión no es si influyen en nuestra vida, sino determinar cuál es el papel
que desempeñan y hasta dónde llegan a lo que Bargah, las denomina “The ACME
(Automaticity in Cognition, Motivation and Emotion).
Un
ejemplo de cómo el inconsciente juega con nuestra percepción lo tenemos en la
llamada “paradoja de Pepsi”: en catas ciegas, esta bebida carbónica gana
por goleada a su competidora, Coca-Cola, que, sin embargo, vende más. Elucidar
este hecho marcó el nacimiento del llamado neuromarketing,
de la mano de Clinton Kilts, de la Universidad de Emory, en Atlanta.
En
2003 este científico hizo resonancias magnéticas a varios voluntarios para ver
qué zona del cerebro se activaba durante una serie de pruebas. Y descubrió que,
cuando sabían qué estaban bebiendo, aquellos a los que le gustaba la marca Coca-Cola
se iluminaba la corteza prefrontal ventromedial. (VMPFC) ha sido implicada en la toma de decisiones
emocionales debido a su posible en el aprendizaje de la alteración afectiva y la impulsividad.
Esta peculiar región está relacionada con la construcción
de nuestra personalidad y con aquello que nos identifica, lo que significa que los consumidores de la bebida no lo hacen porque
objetivamente les agrade más, sino porque se identifican con la marca.
Desde
la interpretación psicológica; la construcción de la personalidad en la cual
radican los grados de identificación o aceptación, rechazo o repulsión, está
estrechamente ligada al cumulo de experiencias que el individuo extrae de su
entorno; un cumulo de modos de ser (sentimientos y emociones), pensar (ideas) y
actuar (acciones) que aplica para interpretar y conducirse en el mundo de la
vida.
En
ese sentido, el mundo de la vida es un mundo que se construye y configura a
partir de los esterotipos y arquetipos (del griego αρχη, "fuente",
"principio" u "origen"); se construye y configura
socialmente y se ejerce individualmente, en ese sentido, los individuos asumen
conductas imitativas que determinan la toma de decisión, conductas que pocas
veces son vinculadas a los intereses particulares y suelen respondes a esquemas
de aceptación social.
La
sociedad y el sistema económico crean configuraciones sociales de pensamiento y
acción, que a nivel individual, los constituimos, conscientemente, en patrones conductuales que
dictan elecciones inconscientes.
lunes, 21 de octubre de 2013
Laberintos: "Los Negocios de los Pinos"
Negocios de Los Pinos.
Al calor
de la crisis que estalló a finales de 1994 –y que fue provocada, en buena
medida, por los turbios manejos económicos de su antecesor Carlos Salinas–
Ernesto Zedillo y sus asesores idearon el negocio de convertir deuda privada en
pública, es decir, hacer pagar al conjunto de la población enormes sumas de
dinero dilapidado o robado por banqueros y otros empresarios. Éstos mantuvieron
sus fortunas intactas, en tanto que el grueso de la sociedad se empobreció por
efecto de la inflación, la devaluación, los recortes presupuestales y las
políticas de contención salarial del sexenio; muchos perdieron total o
parcialmente su patrimonio, mientras un puñado de favorecidos por el régimen
multiplicaron sus fortunas en el casino con dados cargados que fue la conversión
del Fobaproa en IPAB, una maniobra legislativa ejecutada por el PRI y por el
PAN.
En el curso del sexenio siguiente, encabezado por
Vicente Fox, el país recibió, por el incremento en los precios petroleros
internacionales, recursos inesperados equivalentes a más de 70 mil millones de
dólares. Con tales recursos habría podido pagarse la deuda que dejó el
zedillato, pero hasta la fecha nadie ha podido explicar a cabalidad el destino
de ese dinero. En cambio, es de dominio público el enriquecimiento de la
familia foxista mediante, entre otros negocios, la adquisición a precios
irrisorios de bienes del Fobaproa.
El ahora
ex presidente Vicente Fox estudia la posibilidad de volverse narcotraficante
–así lo ha ostentado de manera pública– si es que llegara a prosperar una
modalidad de despenalización de la droga (apoyada, también por cierto, por
Zedillo, empleado de empresas con intereses en el mercado farmacéutico) que no
sería sino una transferencia de la intermediación, como la definió con
sorprendente precisión el narcotraficante boliviano Roberto Suárez Gómez, ya
fallecido.
"Yo no creo en
esta guerra contra el narcotráfico, porque nadie va a erradicar el mayor
negocio del mundo. De lo que se trata aquí es de la transferencia de la
intermediación", afirmó Roberto Suárez Gómez durante una entrevista
exclusiva con EL PAÍS. Acusado por la Drug
Enforcement Agency (DEA, agencia antinarcóticos norteamericana) y algunos sectores de la policía boliviana
de ser el rey de la cocaína. (http://goo.gl/BZJHLI).
¿Qué sentido tiene que el régimen siga disputando
territorio y poder a los narcos tradicionales (o al revés: es lo mismo)
si dispone del Congreso para transferir la intermediación a sus empresarios
honorables?
Todo negocio tiene dos puntas. Así como el ex
gerente de la Coca-Cola pretende hacer dinero vendiendo droga legalizada (un
escenario que sería una vuelta a los orígenes para la compañía que fue su alma
mater), su sucesor, Felipe Calderón, auspició la realización de enormes
operaciones comerciales de carácter bélico –adquisición de armamento, sistemas
de inteligencia y comando, venta de protección, compra de testigos y otras–
para su guerra contra la delincuencia y el narcotráfico. La guerra de Calderón
no sólo sirvió a empresas registradas (en el extranjero, sobre todo) sino que
también dio margen para que los capos de la droga y el crimen organizado
expandieran sus fortunas, sus zonas de control, su capacidad organizativa, su
poder de fuego y su poder de compra de funcionarios. Se tiene ahora la noción
de que las políticas de seguridad pública del calderonato costaron más de cien
mil vidas pero no existe hasta la fecha un cálculo integral del dinero que el
país perdió en eso que ha sido, al mismo tiempo, la lucha contra, y la
promoción de, un sector completo de la economía nacional.
Ahora
Enrique Peña Nieto intenta otra modalidad de transferencia de la
intermediación: su iniciativa de reforma legal presentada busca transferir a manos privadas la industria
petrolera, la cual corresponde en exclusiva, de acuerdo con el estatuto
constitucional y legal aún vigente, a la nación: un nuevo capítulo en el
fomento al enriquecimiento de unos cuantos y en el empobrecimiento de la
población en general.
La
renta petrolera, dinero que hoy pertenece legalmente a todos –aunque los
gobernantes en turno lo privaticen en corto día a día, es decir, aunque se lo
roben– iría a parar, total o parcialmente, a los bolsillos de los dueños reales
del poder político.
Zedillo
presentó el tema del Fobaproa en forma lo suficientemente complicada para que
la mayoría no entendiera que se trataba de un robo. Fox camufló, entre
mecanismos de transparencia, la desaparición de decenas de miles de millones de
dólares; Calderón engatusó a algunos sectores con la mentira de la seguridad
pública. El negocio que pretende cerrar Peña no es tan fácil de legitimar
porque en México el estatuto nacional de la industria petrolera es mucho más
que un mandato constitucional: forma parte de la conciencia nacional
mayoritaria. Por eso el intento de reforma de Peña tiene que ir presentado en
forma hipócrita –la palabra privatización ni siquiera se menciona– y mendaz
hasta el punto de invocar al general Lázaro Cárdenas del Río como supuesto
simpatizante temprano de la privatización….. Negocios son negocios.
Agradecimientos a
Pedro Miguel
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